Abarth es la marca que inyecta espíritu deportivo en coches urbanos, lista para convertir cada trayecto cotidiano en una pequeña pista. Con actitud pícara y un ronco que no pasa desapercibido, es la elección de quienes buscan emoción al volante sin renunciar a la practicidad.
Abarth no pasa desapercibida: las versiones basadas en el 500 mantienen proporciones diminutas pero con capó y pasos de rueda más agresivos, defensas de diseño y el escorpión que promete más ruido que discreción. Las 595 y 695 subrayan deportividad con llantas anchas, escapes dobles y detalles específicos que convierten al coche en un pequeño atleta urbano, mientras que la nueva 600 introduce una estética más moderna en clave electrificada. En conjunto, la gama transmite una mezcla de nostalgia italiana y rabia de circuito, perfecta para quien quiere actitud sin pagar el garaje de un superdeportivo.
El interior apuesta por asientos envolventes, volante de tacto directo y molduras deportivas que refuerzan el carácter sin romper la ergonomía; materiales bien acabados en zonas visibles y plásticos más prácticos en las menos visibles. Instrumentación clara y mandos enfocados a la conducción permiten cambios rápidos de configuración, aunque el espacio vertical y la sensación de amplitud no pueden competir con coches más grandes. En las variantes más radicales los asientos y la puesta a punto priorizan el control, no el confort mullido de largos viajes.
El tamaño compacto facilita maniobras y aparcamientos en ciudad, con un maletero que ronda entre 185 y 215 litros según el modelo, suficiente para compras y un fin de semana ligero pero limitado para maletas grandes. Las plazas traseras son aprovechables para niños o trayectos cortos de adultos; en viajes largos, la postura y el espacio cobrarán factura si hay cuatro ocupantes. Para quien busca un coche de estreno para la ciudad que también divierta en carreteras secundarias, la ecuación funciona; para familias numerosas, mejor otra opción.
La experiencia de conducción sigue siendo el punto fuerte: motores turbo de gasolina entregan entre aproximadamente 145 y 180 CV en la mayoría de las variantes, con versiones especiales que elevan esa cifra y chasis afinados que sorprenden por su agilidad. El 0–100 km/h puede situarse en un rango aproximado de 6,7 a 8,5 segundos según la especificación, y la dirección transmite mucha información, ideal para carreteras reviradas. Las transmisiones van desde cajas manuales muy directas hasta automáticas de doble embrague; en las versiones más deportivas existen diferenciales mecánicos y ajustes de suspensión que favorecen la trazada sobre el confort blando.
En términos de consumo, los Abarth gasolina suelen declararse en torno a 6,0–7,5 l/100 km en ciclo combinado, pero el uso enérgico eleva la cifra real a 8–11 l/100 km fácilmente; el depósito suele estar en la franja de 35–40 litros, por lo que la autonomía mixta puede rondar los 400–700 km según estilo de conducción. La llegada de la 600 introduce movilidad electrificada en la marca, con la ventaja de respuesta instantánea y cero emisiones locales, aunque en tráfico autovía su autonomía seguirá condicionada por el estilo y condiciones. En resumen: el precio a pagar por la chispa Abarth es algo mayor gasto de combustible si se explota su potencial.
La electrónica está enfocada a complementar la conducción: pantallas táctiles de entre 7 y 10,25 pulgadas con Apple CarPlay y Android Auto ofrecen conectividad moderna, mientras que los asistentes de seguridad básicos —control de crucero, sensores de aparcamiento y mantenimiento de carril— están presentes según equipamiento. Las versiones más intensas priorizan sensaciones y pueden prescindir de ayudas que filtren la experiencia, posicionando la tecnología como apoyo y no como protagonista. Para quienes busquen sistemas semiautónomos avanzados, la oferta de Abarth sigue siendo más tradicional que la de berlinas premium.
El cliente ideal valora carácter, sonido y manejabilidad por encima de practicidad extrema: urbanitas con espíritu deportivo, conductores jóvenes que quieren una segunda o incluso primera unidad divertida, y aficionados que buscan un coche para tandas ocasionales o paseos emocionantes. Las 500, 595 y 695 representan la tradición de pequeñas hot-hatches mientras que la 600 marca el camino hacia la electrificación de la emoción; no es la opción más lógica para familias grandes ni para quien prioriza el silencio y el consumo por encima del placer al volante. Para quien exige personalidad y una sonrisa al arrancar, Abarth sigue siendo una alternativa con carácter y argumentos reales.
Los precios y datos mostrados son estimaciones basadas en los precios de lista en Alemania y pueden variar según el país. Esta información no es legalmente vinculante.