La Smart es la aliada perfecta para la ciudad: se cuela entre el tráfico y aparca donde otros sólo sueñan, liberando tiempo y paciencia al conductor. Con un diseño simpático y un enfoque práctico, resulta ideal para quienes buscan movilidad sencilla, consumo comedido y mucho carácter en poco espacio.
La marca presenta un lenguaje de diseño que combina formas compactas y toques futuristas para destacar sin estridencias, con proporciones pensadas para maniobrar en ciudad y sentirse coherente en carretera. Detalles como ópticas finas, superficies limpias y combinaciones de color transmiten personalidad y permiten diferenciarse de SUVs eléctricos más genéricos. La presencia en la calle resulta moderna y reconocible, ideal para quien busca estilo sin complicaciones.
El habitáculo apuesta por la sencillez funcional y materiales que mejoran según el nivel de acabado, mezclando plásticos resistentes con inserciones acolchadas y opciones en piel o tejidos técnicos. La disposición de mandos es directa: pantalla central táctil dominante, controles mínimos en la consola y buena ergonomía para el uso diario. En resumen, un interior pensado para vivirlo a diario más que para presumir en cada kilómetro.
Las plazas delanteras son generosas para el segmento y las traseras aceptables para adultos en trayectos breves, aunque la anchura y la altura pueden limitar la comodidad en viajes largos. El maletero se mueve en cifras prácticas, en torno a 350–420 litros según carrocería y configuración de asientos, suficiente para la compra semanal y maletas para un fin de semana. Para familias con necesidades mayores conviene revisar las versiones concretas, pero en el uso urbano y escapadas cumple sin sorpresas.
La entrega de par característica de los eléctricos ofrece respuesta inmediata en ciudad y recuperaciones adecuadas en carretera, con un comportamiento que favorece el confort de marcha. Las variantes más prestacionales se sitúan en el entorno de 200–270 CV y pueden alcanzar 0–100 km/h en aproximadamente 6,5–8,5 segundos, mientras que las versiones orientadas a eficiencia sacrifican esas cifras a favor de mayor autonomía. La suspensión busca un equilibrio entre confort y control, con una dirección precisa aunque sin carácter deportivo.
En consumo mixto lo habitual es moverse entre 16 y 20 kWh/100 km, lo que con baterías de 60–70 kWh útiles se traduce en autonomías WLTP aproximadas de 300–420 km según versión y condiciones. En ciudad la eficiencia aumenta y la autonomía real mejora, pero en autopista los consumos suben, por lo que planificar paradas de carga es recomendable en viajes largos. La capacidad de carga rápida condiciona la usabilidad: muchos modelos aceptan potencias que permiten recuperar del 10 al 80% en unos 25–40 minutos según infraestructura.
Los sistemas de ayuda a la conducción incluyen frenada automática, mantenimiento de carril y control de crucero adaptativo que alivian el estrés en atascos y carreteras largas, aunque su precisión depende del software y del paquete elegido. La conectividad pasa por pantallas táctiles con Apple CarPlay y Android Auto, aplicaciones para gestionar la carga y climatización desde el móvil y actualizaciones OTA cada vez más habituales. En conjunto, el paquete tecnológico cumple las expectativas del segmento, siendo importante comprobar qué equipamiento viene de serie en cada acabado.
La propuesta va dirigida a conductores urbanos y suburbanos que valoran diseño, facilidad de uso y costes operativos bajos más que máximas prestaciones o maleteros gigantes. La gama actual incluye modelos como #1; #3; #5; que permiten elegir entre diferentes tamaños y prioridades de autonomía, espacio y precio. Es una opción sólida para quien busca un eléctrico práctico y con carácter en la ciudad, menos aconsejable para quienes necesiten capacidad de remolque elevada o uso intensivo de las plazas traseras.
Los precios y datos mostrados son estimaciones basadas en los precios de lista en Alemania y pueden variar según el país. Esta información no es legalmente vinculante.