Primer encuentro: presencia en la calle
Al acercarte, el Mazda llama la atención por una estética que apuesta por la deportividad y las proporciones musculosas, mientras que el Volvo respira una elegancia escandinava más serena y sofisticada. Ambos tienen carácter, pero hablan a diferentes públicos: uno busca atraer miradas con una postura más dinámica, el otro transmite calma y buen gusto sin esfuerzo. Esa primera impresión ya marca el tono de lo que encontrarás detrás del volante. En calles y aparcamientos, cada uno conserva su identidad sin avergonzar su estatus.