Presencia que habla
En la carretera ambos sacan pecho, pero lo hacen con argumentos diferentes: el Lexus NX juega al desconcierto con líneas tensas y un aire premium que no pasa desapercibido, mientras que el Toyota RAV4 apuesta por una estética más robusta y práctica que transmite solidez. Uno busca impresionar por refinamiento, el otro por funcionalidad y credibilidad. El contraste queda claro en el primer vistazo y ya apunta al tipo de comprador al que quieren seducir.